La famosa pintura corre el riesgo de dañarse gravemente si abandona su actual ubicación en Holanda. Tras una gira de más de 70 años a lo largo de 85 museos alrededor del mundo, uno de los siete cuadros de la serie “Girasoles“, pintada por Vincent Van Gogh, tendrá como residencia permanente las salas y talleres del Museo Van Gogh de Ámsterdam, de acuerdo con declaraciones de su directiva y equipo de conservación.

Creado entre 1888 y 1889, mientras el autor residía en Arles, Francia, la pieza en cuestión está muy frágil y presenta una alta sensibilidad a variaciones de temperatura y humedad, así como a cualquier vibración en su entorno. Por si fuera poco, estudios realizados a la obra en 2016 revelan que los óleos empleados por Van Gogh se han deteriorado con el tiempo, lo que ha traído como consecuencia una pérdida de su luminosidad y colorido originales.

La última vez que Los girasoles salieron de Ámsterdam fue para la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pues es costumbre que el cuadro visite cada sede olímpica como símbolo de hermandad entre Holanda y el país anfitrión. Para los juegos de Tokio 2020 se espera que la National Gallery de Londres preste el ejemplar que tiene en custodia y así continuar con esta tradición.

El paradero de los otros Girasoles es muy variado: existen tres resguardados en museos de Filadelfia, Tokio y Múnich; uno catalogado en una colección privada en Estados Unidos y otro más que se perdió durante los bombardeos que sufrió Japón en la Segunda Guerra Mundial. Todos únicos y muy valiosos.

La buena noticia para los viajeros es que ahora tendremos un pretexto más para conocer la capital de Holanda: contemplar en persona, y bajo las condiciones adecuadas, una de las creaciones más emblemáticas de tan querido, atribulado y talentoso pintor.