Viajar a tan sugerente ciudad de Marruecos y no probar su gastronomía de banqueta es como no haber ido nunca. Para que tu visita a la Ciudad Roja cuente, lánzate a la populosa plaza Yamaa el Fna y déjate seducir por estos platillos imperdibles.

Foto por Karim MANJRA en Unsplash

Khobz
Este es el nombre que recibe el pan blanco horneado con leña, elemento indispensable de la comida marroquí como acompañamiento pero también como recipiente pues suele rellenarse con otras preparaciones. Te lo vas a encontrar generalmente en forma de disco y un poquito inflado, aunque también hay panaderos que suelen dibujarle una cruz o un diseño de red en la superficie; otra variante es la que tiene un poco de ajonjolí espolvoreado. Como dato cultural, muchos marroquíes consideran al pan como un alimento sagrado y que no debe desperdiciarse, así que si te sobra un poco de khobz es mejor regalarlo a alguien más en vez de tirarlo.

Tajine
En realidad, el tajine es un recipiente de barro formado por un plato y una tapa cónica, sin embargo, al cocido de carne con verduras que suele prepararse en su interior también se le llama así, algo muy parecido a lo que pasa con la paella, que es tanto el guiso como el sartén donde la elaboran. Y aunque la versión más tradicional es aquella hecha con cordero y especias, también hay tajines de pollo, atún o puras verduras. El secreto de su intenso y delicioso sabor —según dicen los conocedores— reside en la mezcla con que se condimenta la proteína, que puede contener jugo de limón, miel, frutos secos y especias. Otro factor que le brinda su especial jugosidad es la cocción a fuego lento. De degustación forzosa.

Foto por Annie Spratt en Unsplash

Sopa de caracol
Sí, sabemos que tarareaste la famosa canción de los noventa, sin embargo, nos referimos a un platillo marroquí que por su exotismo y sabor debes probar en Marrakech. La preparación consiste en un caldo llamado babbouche, sobre el que flotan enormes caracoles que han sido condimentados con más de 15 especias y cocinados a fuego lento. Sí, la sensación del caracol en tu paladar puede ser extraña al principio, pero después del primero te acostumbras y aprendes a distinguir la delicadeza de este platillo.

Cabeza de cordero
Si creías que la sopa de caracol era lo más extraño que encontrarías en esta lista lamentamos decirte (o tal vez no) que te equivocas. Tomando la primera posición de platillo exóticos de Marrakech se encuentra la cabeza de cordero, macerada con especias, como canelas, y cocinada al vapor. Se consume prácticamente entera, pues solo se le retira la piel; la etiqueta culinaria marroquí exige sentarse y comer cada parte de la cabeza mientras sigue caliente, desde los ojos hasta la lengua. Al final, se espera que solo quede el cráneo con el fin de aprovechar toda la carne y honrar al animal que ha dado su vida para alimentarnos. Si tienes experiencia con los tacos de ojo, tripa y menudencias, entrarle a la cabeza de cordero será pan comido.

Foto por Don Fontijn en Unsplash

Chebakia
Después del periplo gastronómico llegó el momento del postre, para lo cual elegimos un dulce típico del Ramadán, la chebakia. Parecida a una galleta con forma de rosas, esta delicia se elabora con tiras de harina frita en aceite de girasol, se reboza con miel y se le adiciona ajonjolí o un toquecito de anís porque esto es Marruecos y las especias no pueden faltar. Dependiendo de dónde las compres también vendrán preparadas con almendras, canela o agua de azahar.