La capital nipona es tan electrizante que dos días te serán suficientes para empaparte de toda su energía. Checa esta agenda que te diseñamos para ponerlo a prueba.

Foto por Jaison Lin en Unsplash

Día 1
8:00 a. m. 
«Ohayo gozimasu!» o, lo que es los mismo, «¡buenos días!» en lengua japonesa. Acabas de despertar en una de las ciudades más dinámicas de todo el planeta, por eso conviene empezar tu día suministrándote buenas dosis de energía. Hazlo desayunando en Sawamura, cafetería y panadería de la prefectura de Nagano que abrió sus puertas en el barrio tokiota de Shinjuku. Aquí la especialidad es el pan, elaborado con más de 20 tipos diferentes de harina y reposado por largas horas. También son ricos sus omelettes y sus variedades de café.

10:00 a. m.
Aprovecha que estás en el distrito de Shinjuku para visitar el enorme y bonito parque de Shinjuku Gyoen, el cual perteneció a la familia imperial de Japón. Te va a fascinar su jardín adornado con setos, flores y árboles al estilo inglés, así como el pabellón taiwanés construido junto a un estanque. ¿Vas en primavera? Eres afortunado, pues lo verás repleto de familias disfrutando del día bajo los cerezos en flor. ¿Lo visitas en otoño? Igualmente corres con suerte, pues sus numerosos árboles momijiyama dotan al parque de un tono rojo encendido.

13:00 p. m.
Es la hora del almuerzo en Japón, motivo por el cual verás mucha gente desplazándose por las calles dispuestos a comer algo. Aprovecha que las multitudes están «distraídas» y acude al templo budista de Senso-Ji, el más antiguo de la ciudad. Fue construido en el año 645 d. C. y desde entonces ha sufrido pocas alteraciones. Lo vas a reconocer por su gigantesca chochin, típica linterna de papel rojo que pende de los santuarios japoneses; también llamarán tu atención su pagoda de cinco pisos y el enorme quemador de incienso donde deberás purificarte antes de ingresar.

14:00 p. m.
¿No te detuviste a comer en alguno de los muchos puestos de comida que rodean a Senso-Ji? Entonces intérnate más en el barrio de Asakusa y pide mesa en cualquiera de sus restaurantes especializados en yakisoba, ese suculento plato de fideos proveniente de China pero perfeccionado en Japón. Una buena alternativa para probarlo es Fukuchan, un sitio sencillo y muy auténtico.

Foto por Claudio Guglieri en Unsplash

16:00 p. m.
Dirígete ahora al cercano distrito de Roppongi y camina a la sombra de sus modernos rascacielos. Esta es una buena oportunidad para hacer algunas compras en Tokyo Midtown, centro comercial que además cuenta con museos y galerías como la Fujifilm Square, que siempre exhibe buenísimas muestras fotográficas.

19:00 p. m.
Ya casi es de noche y por eso sugerimos que corras al barrio de Akihabara, la meca del animé, el manga y los videojuegos. Espera a que el sol se haya ido por completo y disfruta el espectáculo que ofrecen sus miles de anuncios y letreros con luces neón. Anímate también a entrar en alguno de sus cafés temáticos, donde bien puedes ser atendido por una chica vestida como mucama francesa (las llamadas maids) o por un personaje con forma de gatito. No importa si no te consideras fan de la cultura pop japonesa: estamos seguros de que el barullo, luz y colorido de Akihabara te hipnotizarán.

Día 2
5:00 a. m.
¿Te desvelaste mucho anoche? Esperamos que no, porque nuestra siguiente recomendación exige que te levantes antes de las cinco de la mañana. Si no lo haces corres el riesgo de perderte la subasta del mercado Tsukiji, el principal centro de distribución de pescados y mariscos de Japón. Si logras colarte entre la reducida lista de visitantes (¡solo admiten 125 por día!) podrás ver gigantescos ejemplares recién pescados y siendo vendidos a través de un ritual comercial muy auténtico.

8:00 a. m. 
Si no conseguiste presenciar la subasta de Tsukiji no importa, pues aún tienes oportunidad de probar las frescas delicias que aquí se preparan. Deja de lado la idea occidental de que el primer alimento del día debe ser ligerito y éntrale con todo al sushi: estarás desayunando a la usanza local.

10:00 a. m.
Este es un buen momento para caminar entre los serenos bosques del santuario Meiji, el más importante espacio de la ciudad dedicado a la fe shinto. Además de puertas tori, adoratorios y estatuas, verás numerosas hileras de barriles de sake, donadas por productores de todo el país para agradecer a las deidades.

12:00 p. m.
¿Le temes a las multitudes? Si tu respuesta es «no» entonces te tienes que dirigir al entronque de la estación de trenes de Shibuya, donde verás a más de 3 mil personas cruzando la calle al mismo tiempo: un espectáculo involuntario que bien representa las magnitudes y ritmo de Tokio. Muy cerca de la estación reconocerás el punto donde se alza la estatua del perro Hachiko, famoso por la película del mismo nombre.

Foto por Lerna HQ en Unsplash

14:30 p. m.
¡Hora de comer! Ve al cercano barrio de Harajuku y adéntrate en la calle de Takeshita. Este peculiar rincón es célebre en todo el mundo por ser epicentro de las culturas urbanas de Japón: verás chicas disfrazadas como idols (figuras de la música pop), hombres con atuendos de motociclistas americanos de los años cincuenta así como otakus comprando accesorios o vestimenta. Detente en cualquiera (¡o en todos!) de los puestos y disfruta la comida callejera; luego paséate por las tiendas para quedar asombrado con la gran cantidad de looks y subculturas que hay en Tokio.

18:00 p. m.
Dependiendo de la época del año en la que vayas, para estas horas ya estará acercándose el atardecer, y el mejor sitio para disfrutarlo es el edificio del gobierno metropolitano de Tokio, en Shinjuku, el cual cuenta con una terraza panorámica de 360 grados. Con un poco de suerte, la tarde estará despejada y podrás divisar el monte Fuji. Si no corres con tal fortuna, siempre podrás gozar de la vista de la ciudad como la vería Godzilla.

20:00 p. m.
¿Cuál es la mejor forma de despedirse de Tokio? ¡Pasando la noche en un karaoke! En las proximidades del edificio del gobierno municipal te encontrarás con muchos establecimientos con cabinas privadas y salas compartidas donde entonar; desde luego muchas cuentan solo con temas en japonés, lo cual no impide que ver a los nipones cantando y relajándose sea todo un disfrute. Arigatou y sayonara!