Esta remota isla se ha ganado el corazón de muchísimos viajeros gracias a sus increíbles paisajes y al ánimo hospitalario de su gente, con lo cual no nos extraña que la tengas entre tus países a conocer este 2019. Si aún no sabes a dónde te dirigirás cuando estés ahí, echa un vistazo a esta selección con los imprescindibles.

Foto por Robert Bye en Unsplash

Skaftafell
Se trata de un parque natural cuyos bellos paisajes se deben al contraste entre el frío gélido y la actividad volcánica de la isla, siendo la cascada de Svartifoss el punto más fotogénico y surreal de sus 4,800 km² de extensión. ¿Qué te encontrarás al llegar ahí? Una caída de agua que se precipita por encima de un muro de prismas basálticos, como salido de una escenografía de fantasía. También puedes acampar en los cercanos bosques de abedul o hacer una caminata hasta Jökulsárlón, un lago glacial cubierto por icebergs.

Foto por Cosmic Timetraveler en Unsplash

Thingvellir
Thingvellir (también lo encontrarás como Þingvellir; esa Þ se pronuncia como “th”) está a poco menos de 50 minutos en coche desde Reykjavik, por lo cual es una escapada muy popular y socorrida tanto por locales como por visitantes. Además de hermoso, este paraje natural es histórico, pues en él se estableció el primer parlamento de Islandia, allá por los lejanos y vikingos años 930 d. C. Cuando veas el lago glacial más grande de Islandia, reflejando los riscos ondulantes y cielos encendidos, entenderás por qué eligieron este sitio como punto fundacional de la nación.

Foto por Jonathan Percy en Unsplash

Bláa lónið
Que las letras no te espanten: el nombre de este lugar se pronuncia “ble lónid” y quiere decir Laguna Azul. Como habrás sospechado, se trata de un cuerpo de agua cuyo mayor atractivo es que funciona como un spa natural gracias a sus sulfurosas aguas ricas en nutrientes para la piel. Por hallarse en medio de una zona volcánica, las temperaturas aquí suelen ser muy agradables —sin importar el clima— y los paisajes muy extraños: imagina una laguna de leche humeante rodeada por rocas derretidas color negro. Curioso, ¿no?

Foto por Marika Bellavance en Unsplash

Reykjavik
No puedes dejar de conocer la capital de Islandia en tu primera visita, y no lo decimos solo porque el principal aeropuerto del país se ubica en sus cercanías. Reikjavik es una ciudad vibrante, dotada de muchos monumentos arquitectónicos de interés, como la sala de conciertos Harpa, la iglesia Hallgrímmskikja (inspirada en los volcanes de la isla) o la escultura Solfar, que representa a los viajeros nórdicos. Claro que no le faltan tiendas de moda, bares y restaurantes contemporáneos, museos y galerías. Es un gran punto de partida para explorar el interior agreste y bello del país.

Foto por Sydney Russakov en Unsplash

Gulfoss
Como te habrás dado cuenta, Islandia posee numerosas cascadas, lagos glaciares y acantilados, sin embargo, elegimos Gulfoss porque conjuga todo lo anterior en el mismo lugar. ¿Cómo te lo describiremos? Pues como una catarata que se desliza por encima de varios niveles de roca, que está enclavada dentro de un gran cañón y formada, a su vez, por el deshielo de un enorme glaciar, llamado Langjökull. Suena impresionante, ¿no? Si no te bastó con la descripción, checa las imágenes que te ofrecemos o, mejor aún, ¡lánzate en tus próximas vacaciones!
¿Qué te pareció esta lista? Sinceramente nos llevó tiempo y esfuerzo seleccionar solo cinco, pues son muchísimos los parques que puedes explorar sin trasladarte muy lejos de la capital de Islandia. Si ya tuviste oportunidad de visitar estos sitios, no olvides compartirnos tus hallazgos en nuestras redes sociales. Seguramente tomaste fotos geniales.