Si al igual que Belle, de La bella y la bestia, buscas algo más que vida provincial, lánzate a descubrir estos poblados franceses: caminando por sus calles te sentirás dentro de una novela de romance y fantasía.

Montrésor
Es el típico pueblito de cuento de hadas, dominado por un castillo y compuesto por casitas con tejado. Se localiza en el valle del Loira, una zona cubierta por bosques y viñedos, también muy cargada de historia. A su vez, el río que pasa a un costado, el Indrois, le dota de especial magia. No dejes de visitar el viejo mercado de lana, hoy convertido en un centro cultural. Tampoco te pierdas la visita a las casas de la calle Branicki, labradas en el costado rocoso de una montaña.

Riquewihr
Sus casas con viguería de madera te harán recordar los pueblitos de Alemania. No en vano la región donde se ubica Riquewihr, Alsacia, fue parte del reino germano y tiene muchísima influencia de aquel país. Transpórtate a los cuentos de Hansel y Gretel caminando por la calle Charles de Gaulle, repleta de tiendas, restaurantes y casitas de colores; al final de esta vía te vas a topar con el principal monumento del pueblo, el museo de Dolder, una torre medieval del siglo XIII hoy convertida en un museo. Los campos cercanos al pueblo son famosos por sus vinos, por lo que puedes extender tu visita hacia algún viñedo.

Foto por Dirk Scheuble en Unsplash

Saint-Céneri-le-Gérei
Se ubica en el norte de Francia, específicamente en la histórica región de Normandía. Según la leyenda, la iglesia y abadía que dio origen al pueblo fue fundada por san Céneri, un monje italiano. Hoy, las casitas y puentes medievales más pintorescos se agolpan en torno de este monumento que resguarda valiosos frescos. Saint-Céneri-le-Gérei también fascina a los viajeros por su verdor, pues no hay rincón que no esté cubierto por árboles y jardines florales. ¡No dejes de beber de su fuente! Se dice que el agua tiene facultades curativas.

Saint-Jean-Pied-de-Port
Si vas a realizar el Camino de Santiago será mejor que lo hagas desde Francia, pues tendrás oportunidad de conocer este encantador pueblo vasco-francés. De acuerdo con los historiadores, Saint-Jean-Pied-de-Port nació y creció justamente para dar asilo a los peregrinos de la ruta turística y religiosa más famosa de Europa, allá en los tiempos de los reyes y castillos. Una ruta completa debe incluir la visita a la iglesia gótica de Notre Dame du Bout du Pont, una foto desde alguno de sus puentes y un paseo por la calle d’Espagne, flanqueada por galerías y boutiques de artesanías.

Saint-Rémy-de-Provence
Atención, amantes de la obra de Vincent van Gogh: este pueblo de Provenza (sur de Francia) fue inspiración del famoso pintor holandés, algo que vas a notar ni bien camines entre sus amplios jardines de girasoles y lavanda. Miles de años de historia se amontonan en sus soleadas calles, pero si solo tienes tiempo de conocer unos pocos lugares no dejes de conocer el monasterio de Saint-Paul-de-Masole (también rodeado por lavandas) o las ruinas romanas de Glanum. ¿Quieres degustar delicias provenzales? Acude a La Closerie d’Ansuis, un restaurante campestre con estrella Michelin.