Admitámoslo: con tan amplio y rico panorama gastronómico, la capital de España puede ser un poco abrumadora al momento de elegir dónde comer un bocado o echar un trago. Evítate quebradores de cabeza brindando en cualquiera de estos bares, favoritos de foráneos y locales.

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La Ardosa
Lo hemos seleccionado por dos buenas razones: La Ardosa fue fundado hace 150 años y se ubica a pasos de la Gran Vía, en Malasaña, uno de los mejores distritos para «salir de marcha». A pesar de tratarse de toda una institución madrileña, puedes esperar un ambiente auténtico y cero pretencioso, en donde los amigos y vecinos se reúnen para comer, beber y ver futbol. Si no sabes qué pedir ve a lo seguro con la clásica tortilla de patata, cocinada en su punto; también son ricas sus croquetas y el salmorejo, especialmente si los acompañas con cerveza de grifo o con un vermut elaborado exclusivamente para el bar.

Arima
La suya es una propuesta que pone énfasis en los pintxos vascos, aunque también emplean ingredientes llegados de toda España para surtir su carta. Lo que anima este concepto de tapas, bar y restaurante (recién inaugurado en 2018) es una filosofía que celebra al mar y la tierra con productos muy frescos, y que al mismo tiempo reconoce la importancia de las recetas de la abuela. El toque final lo pone la creatividad de sus cocineros, que hacen delicias como alcachofas confitadas, callos de bacalao y carrillera de ternera. Como en toda taberna española, el trago obligado es el vermut, aunque sus cocteles de autor también merecen ser probados.

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El Boquerón
Otro establecimiento «de toda la vida», como acostumbran decir por estos lares, al cual te sugerimos acudir si no te incomoda el trato hosco pero muy eficiente de sus meseros. ¿La especialidad? Tapas con mariscos cocinados a la plancha en el momento y enfrente de ti, lo cual le agrega cierto ambiente de autenticidad. Si no tienes ganas de estar de pie frente a la barra asómate a su salón posterior y cruza los dedos para encontrar un asiento. Acompaña tus gambas (camarones), ostras y aceitunas con sus vermuts adicionados con agua mineral.

El Doble
Su fachada cubierta por coloridos mosaicos lucirá muy bien en tu feed de Instagram, sin embargo, su mayor atractivo es lo que se sirve en el interior, casi siempre atestado. En las paredes verás colgados enormes jamones ibéricos y chorizos, así como retratos de las personalidades que han pisado esta taberna. Al no contar con cocina, las raciones de El Doble suelen ser frías y de mariscos, embutidos o encurtidos, todo de gran calidad y servidos en tapas, a la manera tradicional. ¿Para beber? Cerveza bien fría vertida en el típico vaso largo y angosto conocido como «caña». ¿Así o más típicamente español?

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Lobsterie
¿Traes antojo de algo más sofisticado? Si tu respuesta es afirmativa debes probar la propuesta de Lobsterie, enclavado en el movido barrio de Chueca. A diferencia de la mayoría de los bares madrileños, aquí no hallarás tapas y cañas, sino suculentas langostas para despedazar y acompañar con copas de champaña. Y si bien su concepto es muy americano y francés, el staff de cocina se asegura de que todas las langostas y bogavantes provengan de las costas de Galicia, lo cual garantiza calidad, frescura y apego a lo producido en el país. Una muestra de la creciente moda de bares especializados en Madrid.

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