En el mundo de la aviación existen muchos mitos y dudas que a veces pueden generar miedos irracionales en los viajeros. Uno de ellos es la idea de que los aviones más pequeños son menos seguros y más propensos a accidentes.

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Para explicar si esto es o no verdad primero hay que hacer una diferencia entre los vuelos comerciales y la aviación en general, que se refiere a vuelos privados —como los de un tour o una excursión— y a vuelos recreativos. A grandes rasgos, los primeros usan aviones más grandes que los vuelos privados. Y sí es verdad que esta segunda categoría tiene un promedio de accidentes y muertes bastante mayor en comparación al de las aerolíneas comerciales.

Sin embargo, esto no necesariamente está relacionado al tamaño de las aeronaves, sino que más bien se debe a las leyes y normas que deben cumplir las aerolíneas de pasajeros para reducir los riesgos al mínimo. Los aviones pequeños que sufren accidentes, con frecuencia no han recibido el mantenimiento necesario, porque no es obligatorio para su tipo de navegación.

Otro dato que se usa para afirmar que los aviones grandes son más seguros es que, por su tamaño, tienen sistemas de seguridad redundantes (es decir: sistemas repetidos por si alguno falla). Esto es cierto, pero están ahí para que sean igual de seguros que una aeronave más pequeña, no para ser más seguros que otras. Estas redundancias son especialmente importantes en vuelos transcontinentales.

Hay que recordar que la aviación es el método de transporte más seguro que hay, por lo que si llegas al aeropuerto en automóvil, ya completaste con éxito la parte más peligrosa de tu viaje. Eso sí, en caso de que necesites viajar en un avión no comercial para una excursión o un tour, es importante que elijas una empresa que tenga buena reputación y que cumpla con todos los requisitos legales para operar.