Este año se inauguró el más reciente parque nacional de Estados Unidos: White Sands en Nuevo México, un paraíso de arena blanca. Con esta adición, el Sistema Nacional de Parques ya contempla al menos 62 lugares que han atraído la atención de miles de turistas.

Foto por Connor Poole en Unsplash

White Sands fue, hasta el pasado 20 de diciembre, un monumento nacional establecido por el presidente Herbert Hoover en 1933. No obstante, al designarlo como parque nacional se promueve la escena natural del área y se pone a disposición del público para que puedan visitarlo. Es conocido por ser uno de los parques más infravalorados, poco apreciados y surreales: a final de cuentas, el desierto se formó gracias a un antiguo mar que se evaporó hace muchos años.

El Sistema Nacional de Parques contempló que White Sands cumplía con los estándares de inspiración, educación y recreación tanto como los otros monumentos que ya gozan de prestigio histórico y científico. Además, White Sands es famoso por ser perfecto para la aventura: hay distintas actividades que se pueden hacer, como senderismo, acampar o montar a caballo. Pero lo que realmente vale la pena es quedarse ahí, por lo menos, una noche.

Quienes lo visitan pueden manejar y recorrer las ocho millas de dunas para luego tener un picnic. Te recomendamos también reservar una caminata durante las noches con luna llena de la mano de uno de los guardias del lugar. White Sands se encuentra justo en la frontera entre México y Estados Unidos, al norte del Desierto de Chihuahua.

Alrededor de 500,000 personas al año viajan para conocer este destino y se espera que con la clasificación de Parque Nacional el número solo incremente. Y aunque esta no cambia mucho de lo que ya se estaba haciendo, lo que es cierto es que la publicidad del lugar ahora se intensificará gracias al apoyo del gobierno estadounidense.