Que la delgadez del contorno chileno no te engañe: con territorio al pie de los Andes, junto al Pacífico, en la Patagonia e incluso en la Antártida, este país sudamericano posee muchos paisajes espectaculares. Aquí te mostramos algunos de nuestros favoritos.

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Torres del Paine
Este es el nombre que recibe el macizo montañoso más famoso de Chile, localizado en el corazón del Parque Nacional Torres del Paine de la región de Magallanes. Su peculiar silueta, similar a unos cuernos, es producto de milenarios procesos geológicos, mientras que su atractivo se debe a las capas de nieve y nube que siempre lo cubren. A pesar de su apariencia, es posible llegar a la base de sus cumbres sin mucha preparación técnica. Una vez allí te toparás con los enormes riscos con forma de torre que le han dado nombre a esta montaña.

Valle de la Luna
Sus mesetas áridas, cráteres colosales y dunas de color rojizo son los culpables del elocuente nombre de este paraje, ubicado en el desierto de Atacama, al norte de Chile. Lo que al Valle de la Luna le falta en vida animal y vegetal (solo lo habita un reptil llamado lagartija de Fabián) le sobra en belleza paisajística: el paso del sol y las nubes produce fantásticos atardeceres, mientras que su suelo, rico en minerales, parece estar pintado con brochazos de múltiples tonalidades.

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Laguna de San Rafael
El sur de Chile colinda prácticamente con el Círculo Polar Antártico, y es por esa razón que su extremo austral está repleto de enormes fiordos, glaciares milenarios y témpanos de hielo azul. Si quieres contemplar todo lo anterior en un solo trayecto dirígete al Parque Nacional Laguna de San Rafael, en la región de Aysén. Nuestra recomendación es que tomes un tour en bote a través de la laguna que da nombre al parque para presenciar elefantes marinos, toninas (pequeñas ballenas) y aves marinas.

Capilla de Mármol de General Carrera
¿Quieres lograr fotografías dignas de una galería de naturaleza? Lánzate al lago General Carrera, en Aysén, cuyas orillas rocosas han sido labradas por el agua durante milenios. ¿El resultado de la erosión? Curiosas formaciones de carbonato de calcio conocidas como la Capilla de Mármol, la Catedral de Mármol y Cavernas de Mármol, las cuales podrás conocer a través de un recorrido en lancha. A bordo podrás adentrarte en enormes galerías blancas esculpidas por el tiempo y asombrarte con los caprichosos efectos lumínicos. El color turquesa de este lago (el segundo más grande de Sudamérica) también es digno de muchas fotos.

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Géiseres del Tatio
Comprueba que la Tierra está viva y en constante transformación visitando el campo de géiseres del Tatio, localizado en la región norteña de Antofagasta. Enmarcados por cordilleras cubiertas de nieve hallarás cerca de 80 géiseres, muchos de ellos activos y lanzando chorros de agua en ebullición. Otro atractivo del parque es poder observar a las vicuñas silvestres cruzando la inmensidad en busca de agua y alimento: toda una postal sudamericana para llevarse impresa en la memoria.