La capital de Dinamarca te va a fascinar porque en ella confluyen diseño, arte, cerveza, mar y mucho encanto nórdico. Si estarás en ella poquito tiempo considera este itinerario armado para que la disfrutes al máximo.

Foto por Nick Karvounis en Unsplash

Por la mañana
Levántate bien temprano para aprovechar las horas de luz solar; debido a su ubicación tan al norte, Copenhague suele tener días cortos buena parte del año. Tu primera parada debe ser el Nyhavn o Nuevo Puerto de la ciudad, un encantador paseo  marítimo escoltado por casitas con tejados y fachadas de colores; otra razón para madrugar es ver a los pescadores llegando al muelle a bordo de sus embarcaciones. Luego del festín visual toca turno de alimentar el estómago, para lo cual te sugerimos buscar alguna cafetería y probar los famosos rollos daneses, suaves y glaseados.
Desde Nyhavn la distancia hacia el siguiente atractivo, el Palacio de Amalienborg, es corta, sobre todo si te transportas en bici, una opción ideal pues Copenhague es muy amable con los ciclistas. ¿Qué hace notable a este palacio? Además de su bella fachada neoclásica, este edificio es la residencia oficial de la familia real de Dinamarca, la más antigua de toda Europa. Por cierto, asegúrate de estar en el palacio para el mediodía pues a esa hora ocurre el cambio de guardia real, todo un espectáculo. Aprovecha que estás en la Plaza Real para conocer el cercano Palacio de Charlottenborg, sede de la Academia de Bellas Artes y uno de los mejores sitios en Europa para apreciar arte contemporáneo.

Foto por Gordon Williams en Unsplash

Por la tarde
Si el hambre aún no apremia, y si sigues en las cercanías del Palacio Real, estira un poco tu itinerario y haz una visita a la Marmorkirken o Iglesia de Mármol, principal templo luterano de la capital; comprueba también que Dinamarca es punta de lanza en diseño contemporáneo echando un vistazo a las colecciones del Designmusem Danmark, también muy próximo.
Ahora sí, llegó la hora de comer, para lo cual te sugerimos caminar un poco hasta llegar a Fars’Dreng, que sirve cocina danesa contemporánea con ingredientes veganos y saludables. ¿Traes ganas de algo más casual y fresco? Regresa a Nyhavn y pide un smørrebrød, una especie de tapa con pan negro e ingredientes del mar. ¿Siguiente escala? ¡La tienda de Lego! La famosa marca de juguetes nació en Dinamarca, por lo que la visita a su tienda bandera es obligatoria si todavía tienes un poco de niño. Encontrarás colecciones no disponibles en el resto del mundo y exhibiciones con legos tamaño humano. Con los primeros atisbos del atardecer tendrás que retomar el camino y llegar al palacio Christiansborg, donde se reúne el parlamento danés. Luego de recorrer sus elegantes salones debes subir a su torre, que en un día despejado regala panorámicas de Copenhague e incluso permite ver un poco de Suecia, asomada detrás del mar.

Foto por Nick Karvounis en Unsplash

Por la noche
Aquí te ofrecemos dos planes: rendirte al encanto del barrio más hipster de Copenhague o cenar sobre manteles largos en un parque. Si optas por lo primero debes dirigir tu bici hacia Vestebro, antiguo barrio industrial y de carnicerías a donde hoy acuden los creativos y jóvenes en tendencia. Vas a hallar muchísimas opciones de bares y restaurantes, pero nosotros te recomendamos probar Fleisch, una carnicería auténtica donde también sirven delicias sustanciosas como sirloin añejado o coliflores al carbón. Tras la cena, puedes hacer una ruta de tragos en los clubes de Vestebro o probar lo que se fragua en sus cervecerías artesanales.
Si preferiste cerrar tu día tranquilo, la mejor elección para ti son los jardines de Tivoli, uno de los parques de recreación más antiguos del mundo. Además de arboledas, fuentes, flores, cafés y pabellones iluminados, Tivoli cuenta también con una zona gourmet conocida como Food Hall, en la cual se agolpan interesantes exponentes de la nueva cocina nórdica como Glò (platos vegetarianos de Islandia), Hallernes Smørrebrød (emparedados de pescado y marisco) o Bobbabella, que sirve comida típica danesa con un twist moderno.
Si los astros se conjuntan (o más bien, si viajas en verano), cabe la posibilidad de que cierres tu jornada con fuegos artificiales brillando sobre los jardines.